Los primeros representantes de la Generación Z, la
de los nacidos entre 1994 y 2009, están abandonando los campus
universitarios y tomando la calle para buscar trabajo y reclamar su
puesto en la sociedad. ¿Qué tiene de novedoso este grupo? Algo muy
valioso hoy día, ya que se trata de la primera generación que ha
incorporado las nuevas tecnologías e internet a su vida desde el
comienzo de su educación. Pero también es un colectivo que sabe lo que
es crecer en un periodo de crisis económica. Todo esto les ha marcado,
aunque es la tecnología la seña de identidad de estos jóvenes formados
al calor de las nuevas herramientas, como también han crecido los millennials.
Pero los que llegan son los auténticos nativos digitales, los que se
han encontrado internet en casi todas las facetas de su vida, con el
agravante que supone la deshumanización y la reducción de las
posibilidades de encontrar un trabajo.
La Generación Z sabe que buena parte de las profesiones a las que
dedicarán su tiempo no existen todavía, por lo que de nada sirve
comenzar a prepararse siguiendo un plan formativo tal y como está ahora
establecido. Creen que la educación es el camino y no el objetivo,
por lo que suplen las limitaciones del currículo académico con el
componente vocacional de aquello que más les atrae o para lo que tienen
mayor talento.
En este sentido, los docentes alertan de que los jóvenes de la GenZ dan poco valor a la cultura en general y manifiestan lagunas de expresión oral y escrita.
También detectan una menor capacidad para conservar la atención en todo
aquello que no otorgue resultados a corto plazo, característica que
viene dada por la inmediatez a la que están acostumbrados con las nuevas
tecnologías. Son rasgos que se recogen en el informe Jóvenes Z, el último salto generacional, elaborado por Deusto Business School.
Movilidad y formación a lo largo de la vida
La movilidad y la formación a lo largo de su vida serán constantes en la historia profesional de estos jóvenes. Esto les anima, según uno de los autores del estudio de Deusto Business School, a afrontar la vida de una forma “constructivista, cada paso supone generar competencias para los demás y para uno mismo, y su objetivo vital es el propio camino en sí, que pasa por desarrollar el espectro de habilidades necesario para participar en los proyectos que a uno le interesan o le hacen feliz”.Por ello, afirma Iñaki Ortega, “en lugar de escandalizarnos por su forma de comportarse hemos de hacer todo lo posible para que este relevo generacional sea una oportunidad para todos”. Por ejemplo, el sistema educativo afronta grandes retos para adaptarse a este colectivo, cada vez más global, interconectado y sometido a cantidades ingentes de información para procesar. Un cambio que no es sencillo porque los avances tecnológicos van a gran velocidad mientras que las instituciones educativas llevan otro ritmo.
“Es la primera generación que ha asumido que el mundo se ha hecho
pequeño, que la diversidad es consustancial a cualquier sociedad
moderna, y que el desarrollo democrático, unido al tecnológico, es
imparable y genera nuevos derechos humanos”, explica Iñaki Ortega, el
director en Madrid de la citada escuela de negocios. Y destaca de este
colectivo su creatividad y adaptabilidad a los entornos laborales
emergentes, así como la desconfianza hacia el sistema educativo tradicional,
que da paso a nuevos modos de aprendizaje más centrados en lo
vocacional y en las experiencias y el respeto hacia otras opiniones y
estilos de vida.
Fuera jerarquías
La llegada de estos jóvenes autodidactas, creativos y sobreexpuestos a
la información, que no entienden de jerarquías ni compartimentos, hace
presagiar que el cambio generacional va a ser mucho más radical que el
protagonizado por los millennials.
Entre otros cambios, por ejemplo, señala el profesor de la Escuela
Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid Fernando Herrero, “es urgente reforzar la formación en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas,
sin dejar de cultivar el lado más creativo y comprometido de las
humanidades”. Porque lo que también se detecta en todo el mundo es que
las nuevas hornadas de estudiantes tienen tendencia a optar por las
ramas del conocimiento denominadas STEM (ciencias, tecnología,
ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), ya que creen que su
futuro laboral irá encaminado hacia profesiones relacionadas con la
tecnología.
Como gran diferencia respecto a las generaciones anteriores está el
modo en que las nuevas tecnologías han condicionado su forma de
aprender: gracias a internet se han acostumbrado desde pequeños a no depender tanto de padres y docentes para adquirir el conocimiento.
La capacidad para organizar y transmitir la información de estos
jóvenes es extremadamente flexible y con una gran facilidad para
compartir, lo que les hace estar preparados para trabajar en entornos
multiculturales y globales.
La mayoría todavía no se ha incorporado al mundo laboral, pero los
que se hallan en esa fase se están encontrando con que el mercado de
trabajo les ofrece pocas oportunidades, algo que los expertos consideran
transitorio, ya que cambiará a medida que vayan entrando en la edad
adulta y se recupere el dinamismo en el empleo. Por ejemplo, en el
informe Universum del pasado año se indica que a los GenZ
les preocupa no encontrar un empleo acorde a su personalidad, además de
no tener posibilidades de crecimiento profesional y no poder alcanzar
las metas que se marquen a lo largo de sus carreras.
Una mirada disruptiva
Además, y esto es algo que caracterizará a esta generación, a la hora
de estudiar una oferta de trabajo tendrán en cuenta el comportamiento
ético del empleador. No lo van a poner fácil. Así lo
recalca la alumna Sara Izquierdo, de 19 años, Premio Nacional de
Bachillerato, quien asegura que “los jóvenes, porque lo he visto en mi
entorno, somos conscientes de que hay que cambiar las cosas y de que no
vamos a trabajar para una empresa que, por ejemplo, haya tenido
antecedentes de corrupción”.
En este punto también insiste Meriem El Yamri, de 21 años, premio
Startup Programme, un programa educativo que tiene como objetivo
fomentar el espíritu emprendedor en el ámbito universitario y que ganó
este año junto a su equipo de la Universidad Complutense por una
propuesta de servicio en la nube que proporciona estadísticas de los
datos geolocalizados. “El reto para las empresas es cambiar la forma de hacer las cosas
y aprender que una normativa más laxa y unos horarios flexibles ayudan a
aumentar la productividad y a generar un mejor ambiente de trabajo”,
explica.
Por otro lado, las singularidades de los millennials se van a
acentuar, y las empresas deben adaptarse a unas exigencias que pueden
originar cambios en sus estructuras organizativas. “Crecer en cuanto al
sentimiento de participación en la compañía, más que de ejecución con un
horario marcado e inamovible, debe ser el reto a conseguir para las
empresas en la nueva era”, afirma el emprendedor y diseñador gráfico
Néstor Palao, de 18 años.
Los alumnos GenZ demandan una enseñanza más práctica y flexible,
menos formal, orientada a experiencias y habilidades que les ayuden a
afrontar un futuro laboral caracterizado por la incertidumbre, con
profesiones nuevas, vinculadas a proyectos colectivos de trabajo en red,
con la creatividad como componente principal. “El sistema educativo
está anquilosado en las inquietudes de una generación pasada que nada
tiene que ver con el mundo en el que vivimos”, matiza el emprendedor
Luis Iván Cuende, de 20 años.
¿Se adaptará la sociedad a los jóvenes Z?
Enlace: http://www.cincodias.com
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